Sala Niagara
En la zona más underground de Santander se emplaza un local histórico que aporta a esta ciudad cultura musical desde los años ochenta, la sala Niagara. Ésta sin duda ha sido desde el principio la esencia del proyecto, respetar esa noble trayectoria aportartando una mejor distribución, acceso y amplitud de servicio.
El local de complicada forma estructural y fachada semisoterrada tiene distribuidas en su espacio ocho columnas que complican la visibilidad y el sonido para hacer conciertos, una insonorización para este tipo de local comercial es similar al de una discoteca, dejando poca altura de techo y ensanchando mucho las columnas, algo a tener en cuenta a la hora de sonorizar tanto para djs como para música en directo.
Partiendo de la función del local se optó por utilizar materiales con distinta textura para lograr un buen sonido controlando con ellos el rebote y la absorción.
Para el fondo del escenario se utilizó mosaico hexagonal de Hisbalit, al ser un material con baja porosidad actúa proyectando el sonido hacia delante haciendo en este caso de concha acústica. Para las ocho columnas se utilizó el mismo material pero esta vez con un diseño inspirado en la anterior reforma, de esta forma las molestas columnas se descubren cómo verdaderas protagonistas del local.
El acceso se hace por una rampa longitudinal que cumple varias funciones; acceso adecuado para minusválidos, confiere distintas alturas para que sirva de grada en los conciertos dejando hueco suficiente para un flujo constante de entrada o salida de público y cierra perfectamente el escenario respetando el espacio como zona de asiento apartada de la pista de baile que se improvisa en el centro del local.
La distribución se ha pensado tanto para el cliente como para los trabajadores a los que se les ha dejado suficiente espacio para poder doblar el servicio de ser necesario.
La identidad del local juega un papel importante en el proyecto y se complementa integrándose en la señalética luminosa por los techos y en el cartel exterior que como muchos de los detalles de la sala se han realizado de hierro cortado a láser.
Fotografía: Orlando Gutiérrez